Domótica inalámbrica o actual y domótica antigua, dos mundos muy divididos que han ido evolucionando desde que la domótica surgió en los años 60. Con el paso del tiempo esta evolución ha dado como resultado dos tipos muy diferentes de domótica y hoy vamos a explicar la diferencia entre ellas.
Domótica antigua
La domótica antigua o analógica está caracterizada por el uso de cables para realizar la comunicación entre los diferentes productos que componen el sistema, que se recogen en una centralita. La implantación de este tipo de sistemas supone un esfuerzo económico elevado, ya que requiere reformas para la colocación de los cables e instalación de los productos. Además, su programación es limitada y compleja, lo cual hace que realizar cambios en las automatizaciones establecidas o ampliar el sistema domótico en cuestión, sea una tarea que el cliente final no podrá llevar a cabo por su cuenta y volverá a requerir hacer reformas. Estas limitaciones han hecho que esta tecnología solo haya llegado a un público muy limitado con gran poder adquisitivo.
Domótica inalámbrica o actual
En contraposición a este tipo de sistemas domóticos, encontramos la domótica inalámbrica o actual. Una tecnología conocida como IoT, el internet de las cosas y que ha estado experimentando un gran desarrollo desde 2013.
Esta es una tecnología madura y viable económicamente que permite automatizar sistemas en diferentes espacios con la posibilidad de usar control remoto a través de aplicaciones móviles como Smart Life, y el control por voz de manera fácil y rápida en comparación con la domótica antigua.
La característica principal de la domótica actual es que la comunicación entre los diferentes productos se realiza de forma inalámbrica y por lo tanto no es necesario hacer reformas para colocar una centralita que conecte todos los productos entre sí a través de cables. Debido a esto la denominamos “domótica digital” o “domótica inalámbrica”. Todos los productos inteligentes se conectan a internet y pueden ser controlados desde un teléfono móvil u otro dispositivo digital.
La instalación, programación, y los cambios en estos sistemas inalámbricos son más sencillos y rápidos que en la domótica antigua. En la domótica inalámbrica, los cambios podrán ser realizados por el cliente final (si es suficientemente hábil con la tecnología) o por el instalador. Aquellos cambios que no requieran de la instalación de nuevos productos podrán ser realizados de manera remota por el instalador a través de la aplicación domótica bajo la que se encuentre el sistema si los clientes le facilitan su usuario y contraseña.
Todo lo anterior convierte a la domótica inalámbrica o actual en una tecnología económicamente viable para un mayor grupo de población y por lo tanto, en mejor opción para domotizar espacios.
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